Eran las cuatro de la mañana, el tic-tac del reloj no lo dejaba dormir, Shun había cambiado de postura un centenar de veces pero la emoción de haber obtenido al fin la armadura de Andrómeda, el poder cumplir la promesa a su hermano Ikki, el solo hecho de volver a verlo, lo llenaban de una enorme alegría.
- ¿Cómo estarás hermano? ¿Habrás cambiado mucho?- pensaba - tengo que contarte tantas cosas, y estoy seguro que tu también - unas lágrimas de felicidad resbalaron por sus mejillas, pero Shun las secó inmediatamente.
- June tiene razón, no debo ponerme melancólico después de todo pronto veré a mi hermano - los pensamientos del chico se dirigieron hacia la amazona, recuerdos de su pasado bombardeaban su mente una y otra vez, desde el día que había llegado a la isla, desde que la vio por primera vez, con esa fría máscara de metal oculta tras el maestro Albiore. Luego desfiló por su cabeza todos aquellos momentos de penas, alegrías, peleas y reconciliaciones por las que pasaron juntos, hasta que todo cambió, ella comenzó a tomar la forma de una mujer, de súbito se marchó a la nueva cabaña de las amazonas de la isla, pero eso no bastó para que su amistad se extinguiese, por el contrario, cada día que pasaba crecía mucho más, Shun concluyó que sería imposible borrar tantos buenos recuerdos de su mente.
¿Cómo olvidarla a ella? Si era tan dulce y gentil, aunque bastante terca, fuerte y bastante ruda si quería serlo, después de todo era una amazona y lo más probable que un caballero de Atenea en el futuro, tenía un cuerpo muy bonito y gracioso, su voz era muy tierna y ese cabello dorado, tan largo, la hacía verse tan bella a pesar de portar una máscara, y la forma tan especial con que lo cuidaba cuando quedaba herido por el entrenamiento…una onda de calor rodeó todo su cuerpo y un rubor asomó por sus mejillas.
- ¿Estoy pensando en June… como una mujer?- el chico se asustó ante este pensamiento que había salido de su propia boca- no, no, eso no, ella es mi amiga… es… es una amazona… yo no puedo pensar así de ella - se recriminó, pero por más que intentaba conciliar el sueño, por más que intentaba dejar de pensar en ella, no lo lograba, no podía dejar de escuchar la voz de la chica repitiendo su nombre, y de pronto le pareció ver su figura por todos lados como si de un fantasma se tratase, mientras que a su lado en el suelo su maestro no parecía querer salir del séptimo sueño.
- Debe ser por el desvelo, mi cerebro me está jugando una mala pasada - pensó Shun, pero las imágenes de June no se marchaban, de pronto una idea surgió de la nada y se apoderó completamente de su mente.
- Su rostro… debo ver su rostro… pero ¿qué estoy pensando? No puedo hacer eso - dijo mientras se levantaba de la cama, miró en dirección hacia su maestro y luego hacia la cortina que conducía hasta donde June dormía.
- Ella debe estar descansando sin la máscara - murmuró, sigilosamente avanzó entre su cama y donde se encontraba dormido Albiore, tratando de no despertarlo, dirigiéndose hacia donde dormía la amazona.
Al entrar en la habitación sintió su corazón palpitando fuertemente, el lugar no estaba totalmente a oscuras ello por la luz de la Luna que se filtraba por la única ventana existente.
- ¿Por qué siento este deseo? ¿Qué gano con ver su rostro?- se decía muchas veces buscando la forma de auto convencerse de que lo que hacía estaba mal, pero su curiosidad pesaba más que cualquier argumento lógico, avanzó despacio hasta la cama donde June dormía, la chica entre sueños se acomodó de costado mirando en dirección a la pared, eso dificultaba el poder verla.
- Sólo por unos segundos - pensó el muchacho a medida que se acercaba a la amazona, en su camino se topó con la máscara que descansaba sobre la mesa de noche, donde June la había dejado antes de dormir, Shun la observó con curiosidad era la primera vez que la veía sin estar sobre el rostro de su dueña.
- Qué extraño, cuando June la lleva puesta, esa máscara se ve distinta tal vez expresa indiferencia, pero ahora que la veo sola da la impresión de que expresara mucha tristeza y tal vez soledad - mientras pensaba en esto, un vago recuerdo vino a la mente del joven santo de Andrómeda, hace algunos años atrás, durante un entrenamiento…
El Santo de Cefeo Albiore miraba con seriedad el entrenamiento de dos de sus discípulos, llevaban un buen tiempo peleando pero el combate no se definía, otros aprendices observaban la contienda con especial interés.
-¿Ella lo pateará? No creo que sea tan patético como para dejarse vencer por una niña -decía uno de los chicos que entrenaban en la isla llamado Spica.
- Ese Shun es tan torpe que hasta las niñas son más fuertes que él - se mofaba otro chico de mirada fría, también entrenaba con el grupo, su nombre era Reda.
En medio del campo de entrenamiento se encontraba un joven Shun de unos diez años, llevaba en sus manos unas gruesas cadenas que a su corta edad ya manejaba muy bien, a unos metros de él se encontraba una pequeña June todavía con el cuerpo de un niño, y con la fría máscara sobre su rostro, también portaba cadenas en sus brazos. A pesar de que la especialidad de la niña era el uso del látigo, debía completar su entrenamiento como el resto de sus compañeros varones, para ello era indispensable que aprendiera a usar las cadenas que todo santo de la Isla de Andrómeda debía manejar.
Ese combate no había sido producto del azar, Albiore se había percatado de la amistad existente entre Shun y June desde mucho tiempo atrás, en su afán por enseñar al chico como comportarse en un combate real decidió que lo mejor era ponerlo a prueba enfrentándolo contra su mejor amiga.
- Shun, sé que esta prueba es difícil, pero debes pelear, debes defenderte, a veces tu enemigo está más cerca de lo que crees y deberás estar preparado para enfrentarlo aunque tu corazón te diga lo contrario - pensaba Albiore mientras se desarrollaba el combate.
- ¿Por qué no me atacas Shun? - gritaba June molesta por que el niño sólo se defendía.
- No quiero pelear, no es necesario - respondió Shun calmadamente.
- ¿Y cómo piensas poner en práctica lo que nos enseña el maestro? ¡Eres un tonto! - gritó la pequeña amazona haciendo girar la cadena de su brazo derecho.
- Ya te dije que no voy a pelear, eres mi amiga, además no puedo golpear a una niña - esas palabras bastaron para que June montara en cólera, dando un enorme salto arrojó sus cadenas sobre Shun, el chico las esquivaba con dificultad, finalmente la amazona atrapó al niño enrollando las cadenas en sus piernas, acto seguido, después de que Shun cayera, ésta se acercó y comenzó a patearlo.
- ¡Levántate! ¡Aún puedes pelear! - decía furiosa mientras continuaba pateándolo.
- No, no lo haré - musitaba Shun entre lágrimas, dolor y tierra pegados en su infantil y lastimado rostro, la chica pateaba duro, de eso no cabía la menor duda, se lo decía el dolor punzante que quedaba en su cuerpo después de cada golpe que le propinaba, pero no la atacaría, eso implicaba lastimarla, él no podía hacer eso, a pesar de que era su compañera de entrenamiento y que al final sólo estaba allí para conseguir la armadura de Andrómeda para luego poder marcharse de ese infierno y poder reencontrarse con su hermano, no la lastimaría, eso estaba decidido, pero sus fuerzas llegaron casi al límite, no se percató cómo, pero de pronto sintió un nauseabundo sabor a sangre en su boca, la cual finalmente terminó por escupir.
- ¡Ya basta June! Terminemos el entrenamiento de hoy- interrumpió Albiore en vista de que su alumno una vez más se resistía a combatir- Shun descansa un poco, después de la cena debo hablar contigo- agregó con seriedad.
- Te castigarán de nuevo perdedor - se burló Reda - yo gané la apuesta Spica así que me darás tu postre - dijo mientras se retiraba con los otros alumnos.
- Eso me pasa por apostar por una niña llorona como tú - dijo molesto Spica arrojándole polvo con los pies a Shun, luego siguió a los demás dejando al niño y a la amazona completamente solos, ella trató de ayudar al adolorido muchacho.
- No les hagas caso Shun - trató de animar a su amigo, pero sin resultado- lo siento, no quería lastimarte de esta manera - dijo mientras ayudaba al chico aponerse de pie.
- No hay problema June, sé que convertirte en un santo de Atenea es lo único que te queda en la vida - sonrió débilmente.
- Si pero no por eso vas a dejarme ganar cada vez que pelees conmigo, por ahora solo entrenamos pero algún día llegarán los verdaderos combates y entonces si de verdad quieres la armadura de Andrómeda tendrás que pelear con todas tus fuerzas sin importar quien sea tu oponente - aconsejó la niña sosteniendo a Shun para llevarlo a la cabaña a cenar.
- Lo sé, pero sigo pensando que no podría atacarte, no me gusta pelear y menos cuando mi rival es una niña - apenas terminó su comentario June le propinó un golpe en el estómago que dejó a Shun con la respiración cortada por unos segundos.
- ¡Escúchame bien Shun por que no te lo voy a repetir! ¡Yo soy una amazona, una guerrera y mientras lleve esta máscara sobre mi rostro debes verme como tal!, ¡no soy ni una niña ni una mujer y no quiero que me trates como tal!, ¡soy como cualquiera de nuestros compañeros! ¿Te quedó claro? - gritó la chica furiosa.
Shun regresó de aquel recuerdo lejano, ahora estaba justo frente a esa temible guerrera sin su máscara puesta, bastaba sólo con acercarse un poco y por fin lograría ver ese rostro que le obsesionaba por conocer, sin embargo un nuevo sentimiento de duda lo embargó.
- Ella ha luchado duro en esta isla al igual que yo, ver su rostro de esta manera solo sería una cobardía de mi parte y una burla hacia ella, no puedo ser tan egoísta, parece que la única forma de saber quien esta detrás de esa máscara es a través de un combate o que tú misma quieras mostrarme tu rostro faltando a la ley impuesta por Atenea, June - el chico la observó por unos segundos y luego retrocedió con cuidado retirándose de la habitación, una vez recostado en su cama finalmente fue vencido por el sueño.
Unas horas después, vestido con ropas más normales propias de un civil común y corriente, y llevando sobre su espalda la urna que contenía la imponente armadura del santo de Andrómeda, Shun se disponía a partir, hacía tan sólo unos minutos que se había despedido de su maestro agradeciéndole por todo lo aprendido y dándole una asombrosa muestra de su verdadero poder, lo cual dejó sorprendido y orgulloso de su discípulo al sabio Santo Albiore de Cefeo, en ese momento June apareció diciendo que había encontrado un barco que llevaría a Shun hasta Japón, el chico estaba completamente feliz. Mientras ambos caminaban hacia el puerto donde se encontraba la embarcación un incómodo silencio se apoderó de ellos.
Shun se decidió a romperlo.
- En cuanto llegue a Japón y encuentre un sitio estable te escribiré - sonrió, pero June no contestó, en el fondo ella sabía que Shun era muy feliz, pero ya lo estaba extrañando.
- June ¿estás bien? Estás muy callada - dijo con cierto aire de preocupación.
- No, no es nada, solo que… esta isla quedará un poco sola sin tu presencia - respondió la amazona conteniendo sus lágrimas, ambos se detuvieron y se miraron fijamente.
- June tranquila volveremos a vernos - dijo Shun y sin darle tiempo para responder la abrazó fuertemente, June sintió que sus fuerzas flaqueaban, que se elevaba por las nubes mientras su corazón se desbordaba de felicidad, el chico la liberó de su mágico abrazo, puso ambas manos sobre su rostro cubierto por la máscara y sonrió.
- Siempre he querido saber quien es la persona que se oculta tras esta máscara, y me refiero a June mi amiga no a la June amazona, pensaba que sólo viendo tu verdadero rostro podría aceptar nuestra amistad como pura y verdadera, pero creo que me equivoqué, gracias por todo June.
La amazona estaba nerviosa, esa cercanía, esa mirada que le dedicaba Shun, le hacían temer que quizás el le quitaría la máscara en ese mismo momento, pero nada de eso sucedió, a cambio el chico depositó un tierno y fugaz beso sobre sus labios con máscara incluida, cuando ella reaccionó se ruborizó de pies a cabeza, pensando que era una suerte que Shun no lo notara por el calor imperante en aquel momento, y que definitivamente no se quitaría la máscara nunca más.
- Creo que es mejor que no me acompañes hasta el puerto puedo llegar solo, no lo tomes a mal pero creo que esta despedida no me está saliendo fácil, adiós - Shun se marchó corriendo sin que June pudiera contestar ninguna cosa, a una distancia prudente el chico volteó y le gritó.
- ¡June! ¡No necesito ver tu rostro para saber que eres hermosa! ¡Te escribiré en cuanto llegue! - luego su figura desapareció en dirección al puerto, por fin regresaría a Japón y se reencontraría con su adorado hermano.
June sólo atinó a observar como se alejaba Shun, mientras se quitaba la máscara rozando sus labios con sus dedos.
- Adiós Shun, espero volver a verte pronto - murmuró con la voz quebrada mientras sus ojos se nublaban, sin embargo, algo, tal vez un presentimiento, le decía que no pasaría demasiado tiempo antes de que volvieran a encontrarse hasta entonces su corazón aguardaría pacientemente.
ORIGINAL HERE
No hay comentarios:
Publicar un comentario